Bill Henrickson, mormón y polígamo, convive con sus tres esposas, Barb, Nikky y Margene y la multitud de hijos que ha tenido con ellas. Este es el atrevido punto de partida de Big Love, una serie dramática que muestra los esfuerzos de este matrimonio a cuatro para seguir unidos.
Es una serie original, todo un descubrimiento, que trata sin tapujos temas como los celos y el sexo en esta situación tan poco común, y sobre todo nos muestra los sacrificios que cada uno de ellos ha de hacer para mantener este amor compartido. Por si esto fuera poco, aparte de los conflictos relacionados con la convivencia, también se enfrentan al rechazo de los demás, por lo que se ven obligados a ocultar su estilo de vida de puertas hacia afuera.
El ritmo lo marca la relación entre las tres mujeres. Barb es la primera esposa y la más influyente, con quien Bill ha tenido tres hijos. Luego está Nikki -interpretada por la siempre extravagante y enigmática Chloe Sevigny-, de fuerte carácter, con tendencia a hacer lo que le apetezca y con dos hijos. Y finalmente, Margene, la más joven de las tres y la más inocente, que acaba de tener su segundo hijo. A pesar de que la competencia es muy directa, las tres han aceptado esta situación de poliamor en la que tienen que superar barreras psicológicas, religiosas, e incluso legales.
Por su parte, Bill se desvive por mantener a su enorme familia y complacer -en todos los sentidos- a sus tres mujeres por igual. Para ello reparte su tiempo equitativamente y en función de las necesidades de sus esposas y sus hijos. Así que intenta lidiar con las exigencias y responsabilidades propias de un matrimonio, pero multiplicado por tres.
Big Love es una serie muy recomendable, en la que dejando de lado los matices religiosos, pone sobre la mesa el poliamor como un estilo de amor y de familia alternativo, y que hace replantearte tu visión sobre la fidelidad, la idea de pareja y la capacidad de ser feliz debido a la felicidad del otro.
Antonio Mateo
Inpside | Psicólogo en Barcelona