Vivimos en una época en la que todo va cada vez más rápido, las exigencias son más altas y la competencia crece cada día. Hay un gran miedo a verse superado por la presión, y eso hace que las responsabilidades ocupen todo nuestro tiempo. Parece que estemos obligados a hacer muchas cosas, acabarlas lo antes posible y además hacerlas bien.
Esta sociedad de consumo adicta a la sobrestimulación, a la velocidad y a la adrenalina, hace que esta tendencia que nos obliga a ser cada vez más productivos no vaya a cambiar. Por eso actualmente, y desde hace unos 30 años, hay todo un boom de elaborados métodos de planificación y gestión de tareas que tienen por objetivo aumentar la productividad, evitar el estrés, y a la vez ahorrar recursos y tiempo. Entre los más conocidos están el GTD, el Kanban o la técnica Pomodoro.
Es interesante echarles un vistazo, ver de dónde proceden y los mecanismos que esconden. Aunque sean métodos que quizá no te convenzan al 100%, o no sean del todo adecuados para tus tareas, siempre puedes aprovechar algo de ellos y crear tu propio plan, porque lo importante es adaptarse y encontrar soluciones. Para mi gusto, me quedo con los siguientes tips.
5 tips para hacer el trabajo más fácil
1. Dormir e hidratarse
Parece evidente, pero de tanto que lo es a veces se nos olvida lo importante que es encarar la tarea descansado y con la cabeza despejada, así como también la importancia que tiene beber agua o tener un refresco a mano para evitar el cansancio y poder trabajar a pleno rendimiento.
2. Lo primero: planificar
Tómate tu tiempo para saber lo que debes hacer y marcar la meta que quieres alcanzar. Establece tu hoja de ruta, con las anotaciones necesarias, y en la que podrás comprobar cuánto y cómo has avanzado. Para ello puedes centrarte en tu objetivo y pensar cuál sería el paso inmediatamente anterior para poder lograrlo. Luego te centras en este paso anterior y aplicas el mismo mecanismo, y así sucesivamente hasta establecer la línea de salida. Tan solo tienes que pensar qué es lo que necesitas para llegar hasta ahí y si cada paso que das realmente te acerca a donde quieres llegar.
3. Fuera distracciones
Pon lejos todo aquello que no necesites y deja al alcance de tu mano lo que te va a ayudar. Preparar el escenario es esencial.
4. Olvídate de la multitarea y de responsabilizarte de todo
Centrarse en varias cosas a la vez es derrochar nuestra energía y atención, con el peligro de no dar abasto y acabar innecesariamente agotados. Mucho más peligroso es querer hacerse cargo de tareas que no nos corresponden. Para ello nos ayudará la hoja de ruta que previamente hemos establecido y que nos recordará dónde estamos y cuál es la prioridad de ese momento. Aprender a delegar y a repartir el trabajo es también esencial. Una vez acabada una fase, podremos pasar a la siguiente de una forma natural, con suficientes reservas de energía y con una buena actitud, debido al haber superado con éxito el paso anterior.
5. Aprende a desconectar
Así como es importante saber centrarnos en el trabajo, también lo es saber cuándo y cómo desconectar. Es imprescindible reservar 5 o 10 minutos por hora para relajar el ritmo con alguna tarea complementaria y sencilla. Al acumular horas de trabajo desconecta un poco más con alguna pausa larga que te permita airearte.