Llega un momento en el que la gran mayoría de nosotros sentimos la necesidad de tener pareja. Es algo que va incluido dentro de la naturaleza humana. Nos ilusiona compartir la vida, sentirnos amados, correspondidos, tener objetivos en común, disfrutar con alguien de los buenos momentos y poder aligerar la carga de los malos ratos.
Por eso mismo, a muchas personas les puede provocar cierto malestar el hecho de estar sin pareja. Según cómo se lo tomen, puede incluso convertirse en una preocupación que ocupe demasiado espacio en su cabeza, llegando a extremos obsesivos y generando un rechazo y un temor exagerados a estar soltero, lo que se conoce como anuptafobia.
No quiero ser una «solterona»
En los últimos 50 años, la sociedad ha evolucionado lo suficiente como para que no sea “obligatorio” tener pareja, para que el hecho de estar soltero no se considere como algo negativo y no sea un impedimento para poder desarrollarse tanto social como laboralmente. A pesar de ello, y conforme te vas acercando a la treintena, la soltería sigue levantado sospechas y presiones sociales, especialmente si eres mujer. Esto puede provocar que se tomen medidas extremas con tal de no estar solo, tales como encadenar relación tras relación aceptando cualquier proposición de pareja que se presente, aguantar en una relación poco satisfactoria -incluso perjudicial y destructiva-, o ser incapaz de comprometerse por miedo a que sea la persona equivocada y estar metido en una búsqueda interminable de un amor idealizado y poco real.
Aprender a disfrutar de la soledad
El miedo a no encontrar y a no tener pareja golpea directamente a la autoestima, creando personas inseguras, celosas y emocionalmente dependientes. Esta búsqueda desesperada de alguien con quien estar contagia cualquier evento que ocurra en sus vidas y, por muchos logros que alcancen, se convierte en lo que realmente determina su felicidad.
Descubrir y valorar las ventajas que tiene actualmente ser soltero es uno de los primeros pasos para romper estos miedos. Aprender a disfrutar y a utilizar la soledad para conocernos un poco más es un ejercicio muy recomendable. El objetivo es reforzar la autonomía y la independencia de cada uno y llegar a comprender que la valoración que tengas de ti mismo está muy por encima del hecho de tener o no tener pareja.
