Martha, su mujer y su inspiración
Educada, de buena familia y atractiva, Martha Bernays apareció una noche de abril de 1882 en la humilde casa de los Freud, invitada a cenar por una de sus hermanas. Fue amor a primera vista, pero no fue hasta al cabo de 4 años, tras decidirse Sigmund a abandonar sus estudios universitarios y abrir una consulta neurológica, cuando se casaron. De esta forma iniciaba su carrera que lo convertiría en el padre del psicoanálisis.
Über Coca
Ya en sus últimos años de estudiante, Freud se había interesado por las aplicaciones médicas de la cocaína. En los ensayos Über Coca defendió su uso para el tratamiento de todo de tipo de dolencias físicas, así como afectaciones psíquicas como la histeria, la hipocondría o la depresión. Él mismo fue consumidor habitual durante una parte de su vida y desarrolló un gran afecto hacia esta sustancia que le proporcionaba, en palabras suyas, “la más maravillosa excitación” y que solía utilizar para “desatar la lengua”.
La hipnosis y la interpretación de los sueños
A partir de 1890 comenzaron a aparecer informes sobre casos de psicosis y adicción causados por la cocaína. Así que decidió alejarse de aquella droga y de la neurología. Su interés había cambiado y empezaba a centrarse exclusivamente en la psicología y en el inconsciente. Comenzó a utilizar la hipnosis como un medio para que el paciente recuperara recuerdos bloqueados y beneficiarse de los efectos que esto suponía. Pero consideró que era un método limitado y decidió idear una nueva terapia basada en la interpretación de los sueños y en las explicaciones que el paciente daba sobre ellos en un discurso totalmente libre, lo que se conoce como psicoanálisis, la cura a través del habla.
Anna, su hija preferida
En 1918, Freud sentó por primera vez en el diván a la menor de sus hijas, quien tenía poco más de 20 años, iniciándola de esta manera en el psicoanálisis. Tenían una estrecha relación y se podría decir que era su favorita, como demuestran las numerosas y cariñosas cartas que se enviaban. Fue a la única de sus seis hijos a la que psicoanalizó, lo que la convertiría en su sucesora. A partir de entonces, Anna dedicó su vida a la psicoterapia para niños, siendo su mayor aportación su trabajo con los mecanismos de defensa, que son las estrategias que nuestra mente utiliza ante situaciones dolorosas.
Exilio y muerte
En 1938, con la anexión de Austria por parte de la Alemania Nazi, y debido a su origen judío y siendo fundador del psicoanálisis, Freud fue declarado enemigo del Tercer Reich y se vio obligado a dejar Viena y trasladarse a Londres. Su salud estaba ya muy deteriorada debido a un cáncer provocado por su gran afición a los puros. Apenas un año después, pidió a su médico personal que acabara con su vida mediante una fuerte dosis de morfina. Fue incinerado y sus cenizas, junto a las de su mujer Martha, reposan juntas en una urna en Londres, donde su casa se ha mantenido como museo, igual que la de Viena y la de su Príbor natal.
